A la par de la evolución de los consumidores, las marcas y las formas de relacionarse de ambos, ha evolucionado el diseño. No basta ya con proporcionarle una solución al usuario, se intenta ahora provocar una reacción en el mismo, y que asocie sentimientos y emociones a la marca. Dentro del mundo del diseño estratégico se vive hoy un cambio del Design Thinking al Design Feeling, que tal como su traducción literal indica, supone un cambio de un “pensamiento de diseño” a un “sentimiento de diseño”. Esto supone la entrada en escena de las emociones, la espontaneidad y la imaginación en el proceso creativo, para poder así diseñar una experiencia que ayude a que los usuarios desarrollen un compromiso con la marca.
El Design Thinking estudia al usuario y su problema, se centra en el proceso y en entender y co-crear alrededor del mismo. Se diseña para un grupo demográfico, definiéndolo por parámetros generales que agrupa a los consumidores, estando sesgado por el cómo esos usuarios según su experiencia, emociones etc, interactuará con lo que se esta diseñando.
Por su parte, el Design Feeling apuesta por un diseño basado en la intuición, haciendo énfasis en la emoción humana como centro del proceso creativo. Por tanto, bajo este paraguas entran conceptos como innovación, creatividad y todo lo que permita formar una experiencia que haga que el usuario sienta “algo” al momento de relacionarse con la marca.
Las emociones son en su forma más sencilla, esos impulsos que hacen que reaccionemos y actuemos ante un estímulo, y no solo que reaccionemos, también cómo reaccionamos, pues condicionan nuestro comportamiento. Todo lo anterior nos adelanta la necesidad de incorporar el “sentimiento de diseño” al “pensamiento de diseño”, para crear soluciones humanas y novedosas.
Ambas metodologías tienen su foco en crear cada vez una mejor experiencia, y la clave está en lograr complementarlas para obtener óptimos resultados. Una metodología aportará la organización y solución lógica del problema (aunque más racional), y la otra aportará una parte emocional para convertir el diseño en toda una experiencia para el cliente.
Hay que evolucionar, y lograr que la comunicación con el usuario sea bidireccional, porque seguramente como marca tenemos mucho que contarles, pero hay que escuchar para saber como usuario qué necesita y espera de la marca, cómo le gustaría vivir esa interacción.
En IO Investigación podemos ayudarte en esa escucha activa, en el sondeo de las tendencias de consumo y comportamiento de tu target para enfocar debidamente las estrategias y la comunicación.
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